La evolución del Viking 90 es un excelente ejemplo de cómo Viking supera los retos para seguir construyendo un barco mejor cada día. El Viking 92 fue un tremendo éxito, demostrando que un yate de pesca deportiva de su tamaño podía ganar constantemente en los torneos. Viking entregó 21 barcos en menos de siete años, y sus propietarios disfrutaron del lujo y el estilo de un megayate y del ADN de pesca deportiva que sólo Viking podía ofrecer.
Viking habría continuado la producción del 92 de no ser por un mandato internacional que exigía la instalación en el 92 de una tecnología de tratamiento de gases de escape pesada, voluminosa y potencialmente peligrosa llamada Reducción Catalítica Selectiva (SCR). Los sistemas SCR del 92 habrían incrementado los costes de adquisición y explotación de la embarcación; habrían añadido un peso considerable; habrían reducido el rendimiento; habrían dificultado la accesibilidad para el mantenimiento; habrían puesto en peligro la seguridad; y habrían exigido ventilación y depósitos adicionales a bordo. La tecnología para reducir el SCR a un nivel que permitiera su instalación en el 92 simplemente no existía todavía. Viking luchó denodadamente por una prórroga de la exención que diera a los fabricantes de motores más tiempo para desarrollar los sistemas SCR adecuados para este tamaño y clase de yate.
Pero sin el suficiente apoyo internacional para una prórroga de la exención, el mandato entró en vigor. La Guardia Costera de EE.UU., entendiendo que no se disponía de motores y tecnología SCR adecuados, anunció a principios de 2021 una suspensión de tres años de la normativa en Norteamérica. "Para entonces, nuestro departamento de diseño e ingeniería tenía muy avanzado el desarrollo del 90", afirma el Presidente y CEO Pat Healey. "
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