Los mástiles de aparejo cuadrado son los más complejos en términos de montaje. Casi siempre de dos en dos o de tres en tres, estos mástiles no sólo se multiplican en número, sino también en composición: conjuntos de varios pisos que sostienen cada una de las vergas.
La función principal de estos mástiles es soportar las velas y transmitir el empuje del viento a la embarcación. En los aparejos cuadrados tradicionales, el mástil pasa por el puntal, un orificio que atraviesa la cubierta, y se apoya en la quilla o en un puntal si está sujeto a la cubierta. Están construidos para resistir las fuerzas ejercidas por las velas infladas por el viento. Los obenques permiten una mejor distribución de las fuerzas ejercidas sobre el mástil, al convertir la flexión ejercida por el viento en compresión en el eje del mástil. El diseño y la construcción de estos mástiles requieren, por tanto, una pericia particular; cada componente, cada pieza, se ajusta cuidadosamente para garantizar la estabilidad y el rendimiento de la embarcación en condiciones variadas.
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