El diseñador James Dewing, afincado en Townsville, lleva 15 años creando catamaranes innovadores, atractivos y aptos para el mar. En ese tiempo, ha botado una docena de sus característicos catamaranes Powerplay. Su tamaño oscila entre los 12 y los 20 metros, y en la actualidad navegan alegremente por las distintas aguas de Australia, Estados Unidos y el Caribe.
Construidos inicialmente en Australia, donde ganaron varios premios de exportación, ahora toman forma en una fábrica especial de OEM en Lanhe Town, en la zona de Panyu de Guangzhou (China).
"Esto nos permite agilizar la producción y ofrecer interiores totalmente personalizados y rentables con la participación de los clientes en cada paso del proceso", afirma.
La última creación de James estuvo en Auckland a principios de octubre, para someterse a las pruebas de mar y a la puesta en marcha final antes de partir hacia su nuevo hogar en Fiyi.
Ayahausea (pronunciado I-O-Wash Ka), cuyo nombre proviene de una enredadera espiritual del Amazonas, es un Powerplay 56 de aspecto inconfundible, con tres ojos de buey ovalados en cada casco y pronunciadas aletas de pulverización, que se distinguen por su color blanco bajo la parte superior azul del casco. Se trata de un catamarán de desplazamiento completo, diseñado, según James, para una navegación suave, con poco o ningún golpe, y con la suficiente flotabilidad para evitar el "hobby-horsing".
La potencia la proporcionan dos IPS 600 de 435 CV. Éstos proporcionan una velocidad máxima de 28 nudos (barco ligero) pero, lo que es más importante, permiten al Ayahausea navegar a plena carga a 20 nudos en buenas condiciones y a unos más que respetables 15 nudos en mares de dos metros.
"La velocidad y el confort son partes importantes del diseño", dice James. "Nuestro lema es 'Más lejos, más rápido y con potencia para jugar'" Con un enorme depósito de combustible de 6.500 litros, Ayahausea puede
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