Tras el derrame de hidrocarburos provocado por el naufragio del portacontenedores Rena en el Astrolabe Reef en la Bahía de Plenty de Nueva Zelanda, el Consejo de Auckland identificó la necesidad de mejorar la propia preparación de Auckland para responder a un incidente similar y se dispuso a adquirir un nuevo buque con este fin.
Al principio del proceso se identificó que los derrames de petróleo son (afortunadamente) eventos raros y que tenía sentido construir un buque que pudiera realizar otras tareas de apoyo a la operación y mantenimiento de nuestro concurrido puerto. El Consejo de Auckland solicitó una propuesta para diseñar y construir un buque con múltiples requisitos: ser capaz de prestar servicio a todos los Límites Costeros de Auckland en una serie de condiciones meteorológicas; llevar y desplegar equipos especializados de recuperación y dispersión de petróleo; recuperar los escombros del agua o remolcar a los buques siniestrados para que no corran peligro; llevar vehículos a las islas del golfo de Hauraki; prestar apoyo a los equipos de buceo de la policía; mantener la infraestructura de los puertos y del golfo de Hauraki; y ser transportado por carretera hasta el puerto de Manukau y otros lugares de la región.
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